Cómo abordan los distintos países la inversión inmobiliaria extranjera y su efecto en el mercado local
Autor: imi.bg | Subido antes 4 месеца
<p class="" data-start="110" data-end="691">En este momento, en algún lugar del mundo, un extranjero está comprando un apartamento con vista al mar, otro una casa en un pueblo alpino y un tercero una vivienda modesta en un centro turístico búlgaro. La inversión extranjera en el sector inmobiliario no es nada nuevo. Están en todas partes, configurando los paisajes urbanos, impulsando las economías, pero también provocando malestar social y político. Y a veces plantean preguntas difíciles: ¿deberían los países restringir el acceso de los extranjeros a sus mercados inmobiliarios? ¿Qué efecto tiene sobre la población local el hecho de que los apartamentos en el centro de la ciudad se compren no para vivir, sino como inversión?</p><p class="" data-start="693" data-end="1148"> Canadá es un ejemplo interesante. En 2022 las autoridades allí dijeron literalmente "basta" a los extranjeros que querían comprar viviendas. Un aumento serio de los precios, especialmente en Vancouver y Toronto, ha dejado a los jóvenes canadienses sintiéndose excluidos de su propio mercado. En respuesta, se introdujo una prohibición de dos años, así como un impuesto especial para los propietarios que no vivan en las casas que compraron. La política fue controvertida, pero el objetivo era claro: estabilidad y accesibilidad para los locales.</p><p class="" data-start="1150" data-end="1602"> Al otro lado del mundo, Nueva Zelanda tomó una medida similar en 2018: se prohibió la compra de viviendas existentes por parte de extranjeros. Esto no significa que el país esté cerrado: la inversión extranjera es bienvenida, pero sólo si conduce a la construcción de nuevos edificios y a beneficios económicos reales. De esta manera, el gobierno intentó evitar el escenario en que barrios enteros se convirtieran en “pueblos fantasmas” llenos de propiedades caras pero deshabitadas.</p><p class="" data-start="1604" data-end="2147"> Portugal, por su parte, fue durante muchos años un símbolo de destino atractivo para los extranjeros. Los "visados dorados" fueron un éxito: a cambio de una determinada inversión, generalmente en bienes raíces, una persona podía obtener el derecho a residir en el país. Y todo parecía ir bien hasta que los precios en Lisboa y Oporto empezaron a dispararse. A los habitantes locales les resultó cada vez más difícil comprar una vivienda y las protestas se hicieron más frecuentes. Entonces el programa fue cancelado: el Estado se dio cuenta de que, por muy rentable que fuera esta estrategia, tenía un alto costo social.</p><p class="" data-start="2149" data-end="2588"> Alemania es otro caso interesante. Allí no hay restricciones: los extranjeros pueden comprar propiedades libremente, sin necesidad de visados ni condiciones especiales. Sin embargo, el mercado se mantiene relativamente estable. La razón es la cultura y las regulaciones. Los alemanes tradicionalmente prefieren vivir en viviendas de alquiler, las leyes protegen fuertemente a los inquilinos y la construcción está bajo control constante. No hay necesidad de prohibiciones: el sistema en sí mismo desalienta la especulación.</p><p class="" data-start="2590" data-end="3008"> Inglaterra también ha sido durante mucho tiempo un imán para los ricos de todo el mundo. Londres, el escaparate del mundo, se estaba llenando de apartamentos de lujo, a menudo deshabitados. La reacción de las autoridades fue introducir impuestos más altos para los extranjeros y para las segundas propiedades. ¿El efecto? Los precios siguen siendo altos y todavía es difícil para los locales comprar una casa. La pregunta sigue abierta: ¿es suficiente la política fiscal o se necesitan medidas más drásticas?</p><p class="" data-start="3010" data-end="3444"> Pasemos ahora al caso de Bulgaria. En nuestro país las reglas son relativamente liberales. Los ciudadanos de la UE pueden comprar libremente, mientras que los de fuera de la unión pueden hacerlo con algunas restricciones, que a menudo se pueden eludir registrando una empresa. El sistema fiscal es el mismo para todos: los extranjeros y los búlgaros pagan lo mismo. Esto hace que Bulgaria sea atractiva para la inversión, especialmente para los europeos occidentales que buscan propiedades baratas junto al mar o en los pueblos.</p><p class="" data-start="3446" data-end="3845"> El efecto sobre el mercado en nuestro país es más leve que en otros países, pero existe. Hay complejos enteros a lo largo de la costa del Mar Negro que están vacíos la mayor parte del año. En algunos pueblos, especialmente en el norte de Bulgaria, se está produciendo un aumento de los precios impulsado por el interés de los extranjeros, sobre todo británicos y rusos. Sofía y Plovdiv sienten presión, pero se debe principalmente a la demanda local, no tanto al capital extranjero.</p><p class="" data-start="3847" data-end="4273"> Esto nos plantea un dilema. ¿Queremos incentivar la inversión extranjera? Por supuesto. ¿Pero a qué precio? ¿Necesitamos mecanismos fiscales adicionales para limitar las compras especulativas? ¿Es posible estimular la construcción de viviendas para residencia permanente y no sólo para uso estacional? ¿Podemos ayudar a los jóvenes búlgaros a permanecer en el país ofreciéndoles viviendas asequibles, en lugar de competir con el capital extranjero?</p><p class="" data-start="4275" data-end="4560"> Lo cierto es que Bulgaria todavía tiene posibilidades de evitar los escenarios negativos que ya han vivido otros países. Pero esto requiere una política proactiva. Transparencia. Incentivos fiscales para quienes realmente viven aquí. Y regulaciones que protejan el interés público sin ahuyentar a los inversores.</p><p class="" data-start="4562" data-end="4877"> El mercado inmobiliario no es sólo una economía. Es un tejido social que conecta a las personas con el lugar en el que viven. Si perdemos esta conexión, todo lo demás se vuelve irrelevante. Tal vez sea hora de mirar más allá de los números y plantearnos una pregunta sencilla: ¿queremos ciudades llenas de vida o sólo edificios llenos de capital?</p>